Socio Fundador de Findasense, empresa global de Costumer Experience con capacidades de consultoría, factoría de experiencias e integradora tecnológica.
Consultor en transformación digital de compañías multinacionales con más de 20 años de experiencia en áreas de management, gestión de personas, internacionalización y crecimientos exponenciales.
Miembro de asociaciones, escuelas de negocios y universidades como: IESE, Instituto de Empresa (IE) y ESIC. Además es conferenciante en diferentes citas empresariales, siendo elegido en 2019 y en 2020 entre los Top 100 Conferenciantes de España por Thinking Heads. Es miembro activo de YPO, una Comunidad de liderazgo global integrada por 28.000 directivos de grandes Empresas y sus familias.
Autor del libro "¿Qué robot se ha llevado mi queso?" (Editado por Planeta en 2018), donde profundiza e investiga temas tan sensibles para la sociedad como el futuro del trabajo. El libro estuvo 12 semanas dentro de los 100 libros más vendidos en las categorías de empresa, estrategia, gestión y economía de Amazon en España.
Hace años que respiramos Internet y las barreras entre lo físico y lo digital se han borrado, ya que vivimos nuestras experiencias en una especie “continuidad” entre ambos mundos. Pero recién hoy podemos decir (y lamentablemente por una pandemia) que esa interrelación ha crecido tanto que ha tomado la cualidad de lo híbrido. Va quedando en evidencia que lo físico no es más real ni verdadero que lo digital, pero sobre todo que uno se complementa con el otro creando un nuevo universo.
Hay mucho trabajo detrás de este logro, pero sobre todo el compromiso real de todos los findasensers por accionar nuestro modelo de cultura EPIC, que promueve una organización transparente, autogestionada y centrada en las personas, con una cultura organizacional que ayuda a convertir las capacidades individuales en conocimiento colectivo accionable.
La resiliencia no es un trampolín que nos impulsa y listo, es una actitud y una habilidad que en parte se trae y en parte se adquiere y se entrena, es como escalar montañas sin mapas ni senderos. Se necesita tiempo, fuerza y ayuda de las personas que nos rodean para lograrlo, se trata más de experimentar los contratiempos que aparecen en el camino. Eso sí, cuando llegamos a una cima podemos ver todo lo que hemos superado y aprendido detrás.
Si lo observamos con precisión, el propósito es el alma de una compañía, y siempre ha estado allí, en cada una de ellas. Sin embargo, ciertas dinámicas corporativas, el crecimiento o coyunturas comerciales pueden hacer que este rumbo se pierda.
Para nosotros, hace años ya era un hecho que la tecnología nos daba herramientas más que suficientes para hacer teletrabajo.
¿Qué deberíamos hacer los empresarios y las empresas a partir de la crisis que está generando el Coronavirus?. Pues en lo primero que pienso es en colaborar, accionar, y si podemos, generar soluciones.
Desde las definiciones teóricas, las empresas o marcas sociales son aquellas que buscan tener una repercusión positiva en la sociedad y ayudar a solucionar problemas colectivos. Forman parte de lo que se denomina como “el tercer sector o “economía social”, un fenómeno que está en crecimiento, porque se ha convertido en una exigencia de nuestra sociedad.
El giro del customer centric al people centricity está fuertemente influenciado por el nuevo contexto sociotecnológico. Como humanos queremos seguir estando conectados a lo que nos importa, sentir cosas, compartirlas.
A punto de entrar en la tercera década del siglo xxi, hablar de Inteligencia Artificial es casi un lugar común, algo diariamente repetido, pero poco profundizado. Los robots son cada vez más sofisticados e «inteligentes» y se han convertido en nuestros compañeros de viaje por los laberintos de la vida. La digitalización, la automatización y la virtualidad han llegado para instalarse en nuestro devenir cotidiano y en los modos en que nos relacionamos los unos con los otros.
Me considero un amante de la tecnología, sin embargo he tenido que aprender a admitir que la tecnología no es relevante por sí misma, al menos que se entienda en el marco del cambio cultural que genera, cambios en la forma en que las personas se relacionan entre ellas, cambios en la manera en que las personas se relacionan con una marca.
Las relaciones laborales también están cambiando radicalmente gracias a la tecnología, que está propiciando un mundo más transparente, donde ya no se pueden ocultar cosas como supervisiones o intermediaciones ociosas, lo que también implica cambios en los negocios.
Por eso considero que hay una atención mal dirigida sobre la tecnología, que se enfoca demasiado en aspectos técnicos y no sobre los cambios que esta produce. En este contexto, lo que hay que cambiar es el enfoque educativo, dejar de pensar tanto en lo técnico, sino pensar la tecnología en relación con el comportamiento humano.