Comparte

06/11/2018 –  3 minutos de lectura
Por Rafael Tamames

«En un mundo inundado de información irrelevante, la claridad es poder”, dice Yuval Noah Harari, autor de libros como Sapiens y Homo Deus. Y esta frase condensa una realidad que afecta desde los tomadores de decisiones de una compañía, al día a día del consumidor.

La adopción del Big Data o el Data Science ya alcanza un 57% de la compañías consultadas por el estudio Big Data Analytics 2017 de Dresner Advisory Services. Esto, frente a un 17% registrado en el 2015.

¿Pero estamos usando bien esta data? Es, quizás, la pregunta que más resuena en los pasillos de las empresas y ágoras digitales.

En primer lugar, si estamos hablando de poner al consumidor en el centro debemos colocar los datos en el origen de todos nuestros procesos. Esto se logra teniendo la capacidad de explotar los datos de forma conectada con el negocio, para poder alinearlos a las necesidades del consumidor.

 

Trabajando el big data en función del consumidor

¿Cuántas veces nos piden datos que una compañía ya debería tener correctamente clasificados y almacenados?

Las empresas somos responsables de captar y clasificar bien la data. Cada vez que pedimos datos a un consumidor debemos hacernos muchas preguntas: ¿Ya le hemos pedido esos datos? ¿Cómo los clasificaremos? ¿Son estos datos válidos para mi negocio? ¿Qué valor añadido le darán posteriormente al consumidor?

Para esto, algunas compañías ya están nombrando “directores de datos”, que son los responsables de definir qué se pide al consumidor, cómo se almacenan y cómo se distribuyen esos datos. Dentro poco tiempo ninguna empresa de la que somos clientes debería preguntarnos quiénes somos, lo deberían saber al instante.

Ellos son los responsables de construir todo el andamiaje metodológico de acceso y procesamiento de la data tales como: sistemas de acceso, visualización, almacenamiento, paneles de control, herramientas de análisis, sistemas predictivos, aprendizaje automático, para mencionar algunos aspectos.

Pero más allá de las herramientas y las posibilidad de tener un gran cantidad de datos, debemos ser capaces de capitalizar la información disponible con el objetivo de conectar con los consumidores.

Por eso digo que la data debe ir desde el corazón mismo de nuestro negocio a una propuesta de valor que llegue al día a día de nuestro consumidor, solo así estaremos seguros de haberla utilizado correctamente.

Reducir la primer fricción y no incurrir en consultas solapadas o repetitivas, lograr ser predictivos y evitar el dato perdido, son algunas de las claves para que al final del recorrido el consumidor pueda percibir el beneficio que le estamos devolviendo como compensación de sus datos entregados.

Darle esa claridad, ese poder, en un mundo inundado de información.

Autor

Rafael Tamames

Socio Fundador de Findasense, empresa global de Costumer Experience con capacidades de consultoría, factoría de experiencias e integradora tecnológica. Consultor en transformación digital de compañías multinacionales con más de 20 años de experiencia en áreas de management, gestión de personas, internacionalización y crecimientos exponenciales. Miembro de asociaciones, escuelas de negocios y universidades como: IESE, Instituto de Empresa (IE) y ESIC. Además es conferenciante en diferentes citas empresariales, siendo elegido en 2019 y en 2020 entre los Top 100 Conferenciantes de España por Thinking Heads. Es miembro activo de YPO, una Comunidad de liderazgo global integrada por 28.000 directivos de grandes Empresas y sus familias. Autor del libro "¿Qué robot se ha llevado mi queso?" (Editado por Planeta en 2018), donde profundiza e investiga temas tan sensibles para la sociedad como el futuro del trabajo. El libro estuvo 12 semanas dentro de los 100 libros más vendidos en las categorías de empresa, estrategia, gestión y economía de Amazon en España.

Artículos Relacionados

Artículos Relacionados