Hoy los problemas de sustentabilidad son asuntos centrales en el mindset de las nuevas generaciones, y las empresas no pueden ignorar la importancia que esto supone en el modelo de desarrollo actual.
A raíz de esto, las decisiones de negocio deben contemplar innovación para buscar soluciones que se ajusten a una economía regenerativa, donde el crecimiento sostenido sea pilar central de la estrategia para asegurar la rentabilidad de cada negocio. Transparencia, compromiso y las asociaciones entre entidades son los primeros pasos para construir una estrategia ESG (Environmental, Social and Governance).
Activismo de marca: El lado humano del marketing
Una realidad ineludible
Durante los últimos 40 años, el mundo ha presenciado grandes mejoras sociales y progreso tecnológico. El crecimiento económico y la revolución digital hicieron posible enfrentar nuevos desafíos sociales y ambientales. Pero a pesar de estos logros, el modelo de desarrollo que impulsamos tiene graves defectos.
El modelo económico lineal de consumo “producir, usar y tirar”, el consumo injustificado, el incremento de residuos y las altas emisiones de carbono son solo algunos de los fenómenos que han impulsado cambios climáticos irreversibles, duplicando las catástrofes naturales desde 1980 y cada vez son más frecuentes e intensas, amenazando a las economías regionales y agravando los problemas de escasez de recursos naturales de nuestro planeta.
Las nuevas tecnologías están transformando la forma en que vivimos y trabajamos, y las prácticas de responsabilidad social empresarial de hoy no funcionarán para las compañías del mañana.
Algunos ejecutivos afirman que tienen una estrategia de sustentabilidad, pero a menudo solo se trata de un plan a corto plazo para lograr mejoras sociales o ambientales, y así cumplir con las regulaciones vigentes.
Consumidores politizados
Nos enfrentamos a un consumidor con un nuevo rol, más exigente, participativo e informado. Según un estudio Global Shapers Survey del World Economic Forum, realizado entre jóvenes menores a 30 años de todo el mundo, la amenaza del cambio climático es la principal tensión de este segmento, seguido por conflictos de gran escala (como guerras y conflictos de intereses).
El 55% de los encuestados afirmó no sentirse escuchado, lo cual los invita a manifestarse de manera individual y colectiva, en el universo de las redes sociales, haciendo que sus mensajes sean rápidamente compartidos y amplificados a nivel global.
#ClimateStrike, #FridayForFuture, #TrushTag son solo algunos de los movimientos virales impulsados por jóvenes estudiantes para reclamar acción a los gobiernos contra el cambio climático. Estas tendencias reflejan el involucramiento de las nuevas generaciones con el activismo político, y afirman el poder de influencia que poseen entre sus pares, el cual se extiende a nivel global.
El cambio climático, la brecha de género, el empoderamiento de la comunidad LGBTQ son solo algunos de los tópicos que tomán relevancia, y ellos son los principales voceros de la lucha por el cambio.
Feminismo y diversidad de género: ¿Deben las marcas subirse a estas luchas sociales?
La pérdida de confianza en las marcas hace que éstas tengan que ser más transparentes en sus negocios, adaptándose a las exigencias de los usuarios, y buscando innovar para ofrecer productos y servicios a la medida del público.
Nielsen reveló en un informe que 9 de cada 10 millennials están dispuestos a acompañar a marcas con propósito. El 66% de los encuestados afirmó que pagaría más por marcas sustentables o productos ambientalmente responsables. Según este segmento el éxito de las compañías debe medirse más allá de su desempeño financiero, y exige a las grandes compañías asumir la responsabilidad y el compromiso para lograr un futuro sostenible a partir de sus negocios. Las empresas aún no alcanzan su máximo potencial en esta materia.
Llevar la sustentabilidad del discurso al negocio
Existe una corriente de líderes que trabaja para incorporar auténticas estrategias de sustentabilidad en el ADN de sus negocios, donde los aspectos ambientales, sociales y de gobierno (ESG por sus siglas en inglés) adquieren cada vez mayor relevancia, y ya forman parte de las agendas de dirección de las empresas.
Un estudio de la consultora Morgan Stanley realizado en 2017 entre inversores estadounidenses indicó que los millennials son quienes están más interesados en invertir en innovación para un desempeño de empresa alineado a las dimensiones social, económica y ambiental.
Marcas creíbles: el nuevo consumidor ya no se conforma con buenas intenciones
De acuerdo a este informe, el 86% de este segmento generacional mostró estar interesado en inversiones relacionadas con los negocios sustentables.
Actualmente, la sustentabilidad se ha convertido en un aspecto central para la competitividad corporativa ya que además los grandes inversores consideran cuestiones de ESG en las decisiones de inversión, exigiendo la adopción de un enfoque integral y de largo plazo.
Ya son más de 12.500 entidades las que se han unido al Pacto Mundial de las Naciones Unidas desde su creación en el año 2000, pacto donde sus miembros se comprometen con 10 principios de sostenibilidad. El 92% de las corporaciones más grandes del mundo informa su desempeño en materia de sostenibilidad a través del Global Reporting Initiative.
Está claro, el camino hacia la creación de valor sostenible ha tomado relevancia en los últimos años, y junto a la aparición de fondos de inversión éticos se ha puesto de relieve el desempeño ambiental corporativo.
Ahora, ¿cuáles son los caminos para poner en práctica una estrategia de sustentabilidad?
Nuevos modelos y prácticas de negocios, nuevos productos sustentables y asociaciones entre los players de la industria para generar un impacto a escala son la fórmula para perseguir la sustentabilidad en los negocios.