18/03/2020 -  3 minutos de lectura Por José Ramón López Grañeda

La crisis que la pandemia de Coronavirus ha desatado se está percibiendo como una catástrofe natural, como un terremoto, el impacto de un meteorito; como un fenómeno impredecible, pero no lo es.

Meses atrás se empezaron a encender las alarmas, lo que ha dejado expuesto que vivimos en la inmediatez y el interés propio por sobre el general. Era algo que le sucedía a otro y ni nos asomamos a mirar por dónde nos podía llegar.

Todo negocio es político

El Covid 19 viene a desnudar muchas falencias, de un mundo altamente interconectado que sin embargo parece poco capaz de coordinarse, y menos rápidamente. También viene revelar un problema de liderazgo y de gestión en la toma de decisiones. A una avalancha de data le sobreviene la dificultad para su análisis y la toma de decisiones. Nos está desbordando la información y faltando claridad, pero sobre todo modelos organizativos adaptados a realidades cambiantes.

En Findasense venimos desarrollando una madurez cultural de trabajo que funciona bajo la horizontalidad y la toma de decisiones por consenso. Esto, más nuestra cultura de afianzada de teletrabajo hizo que, inmediatamente, las oficinas de todos los países donde operamos pudieran tomar las decisiones correctas, al mismo tiempo, de forma natural, orgánica, sin las trabas de un orden jerárquico. Mientras accionamos en el mismo sentido desarrollamos el protocolo, pero no tuvimos que esperamos a tenerlo listo para comenzar. 

Esto es un sistema de gobierno transparente y autogestionado, con alta visibilidad y consenso en la toma de decisiones. Muchas empresas se están dando cuenta hoy que sus sistemas de trabajo han quedado obsoletos.

 

La administración pública, que debería ser un ejemplo en digitalización, hoy es de las más afectadas por la decisión de teletrabajar, así como lo viene siendo para conciliar la vida profesional y familiar de sus trabajadores.

En Madrid se cierran las escuelas y universidades (medidas necesarias), pero al mismo tiempo los padres no tienen posibilidad de teletrabajar, pocas instituciones educativas tienen plataformas online que les permitan a los estudiantes seguir sus cursos, como pocas empresas una cultura de trabajo e infraestructura tecnológica capaz de hacer frente a las necesidades actuales.

Hoy, entre otras iniciativas digitales, las empresas de video consultas médicas tienen récords de llamadas en todas partes del mundo. El vivo ejemplo de cómo nuestra conectividad e interdependencia pueden funcionar en positivo.

La adversidad es parte de la vida empresarial, económica, política social e individual, y toma sus formas más variadas para presentarse. Su versión actual es global y nos está demostrando que no existe un método rígido para solucionar los problemas, como no existe tener capacidad hospitalaria para una pandemia; pero sí la posibilidad de estar preparados y accionar rápidamente para minimizar su impacto. Muchos países tienen todavía esa oportunidad. Muchas empresas la de replantear su estructura y forma de trabajar. 

Aprenderemos, ya estamos aprendiendo, pues se ve en el horizonte corporativo a empresas respondiendo de forma solidaria, con compromiso, ofreciendo sus soluciones tecnológicas, productos y servicios de un manera útil y genuina. Un comportamiento nuevo, ejemplar, que nos habla de una nueva forma de entender los negocios y el mundo.